miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una de payasos

El clown es un personaje ingenuo, es verdad. Pero no por eso poco inteligente.
Muchas veces a través del planteo de una idea "simple" se pueden tocar hilos más hondos, más compartidos.
Un ejemplo. Llueve. Una payasa festeja su cumpleaños. Está muy preocupada pues la lluvia impedirá a sus amigos (?) llegar. Nadie llega. La payasa intenta hacer que el tiempo pase, que las horas sean menos pesadas. Juega con un diario. Se enoja. Suena el timbre. Un paquete realmente grande. Para mí! Esta caja está llena de papeles de colores, muchos. Nada más, excepto una pequeña cajita de música en el fondo. La payasa se enoja, se frustra ¡todo a mí! ¿A ver? ¿Ahora qué más? Se quiebra. De repente toma la cajita, la hace sonar. Que los cumplas feliz. La payasa se pone contenta. No está tan sola.
La idea puede resultar sencilla pero el juego es más profundo, busca el encuentro. Nos reímos de sus desgracias porque ninguno quiere estar solo. La mínima idea de que alguien piensa en nosotros basta para dar algo de tranquilidad. La payasa logra que con la cajita, todos canten el feliz cumpleaños. Allí está la magia.
Las artes escénicas tienen su punto fuerte en la relación directa con el público. En teatro a lo largo de la historia se fue construyendo una "cuarta pared invisible" que separa el escenario del público. El clown, personaje popular, callejero, que tempranamente abandonó las salas (o más bien fue paulatinamente expulsado) no juega con esta regla.
Despacito los payasos vuelven a tomar espacio en las salas. Existen ahora también clowns de sala, se relacionan de manera diferente con el público que en la arena del circo. Estos payasos van tomando espacios. A ensayo y error van logrando hacerse entender.
Lo importante es no olvidarse de lo principal. La relación con el público. Hay que dejar un espacio para esto, compartir la transformación. Lograr que se transforme, aunque sea un poquito, el público.
No es necesario elaborar grandes espectáculos a veces para lograrlo. Basta con la sinceridad y la honestidad de un payaso en escena, peleando su batalla heroica contra la rutina, contra la vida.
¿Acaso un clown no es eso? Un antihéroe peleando una épica batalla contra la cotidianeidad. Un personaje al que le cuestan las rutinas cada vez más estúpidas que nos autoimponemos.
Luego dirán que el estúpido es el payaso. Diferentes visiones de la realidad.

martes, 14 de septiembre de 2010

para ir arrancando

Hace semanas que una antigua idea volvió a surgir con fuerza en mi cabeza, los cambios deben venir desde uno. En su segundo gobierno de izquierdas, la clase política demostró que por más cambio "ideológico" es el mismo perro con distinto collar; las cosas, se mueven, pero de forma muy lenta. Por falta de voluntad, por falta de ideas, por no poder por estar atados de pies y manos por las cosas prometidas durante su campaña, no importa. Han demostrado que se miran primeramente a ellos, luego ven más allá (quizá antes no miraban más allá y ese es el cambio significativo)
En definitiva creo que cada uno de nostros debería comenzar a hacer un cambio personal para que las cosas cambien.
Mientras sigamos dormidos, esperando un Robin Hood o un nuevo Che Guevara que nos lidere y haga la revolución por nosotros, esto seguirá igual, o peor.
Cada día es más dificil. Cada día se pierden espacios de encuentro, de dialogo frontal entre pares. Cada vez más bares se transforman en restaurant o boliches donde la música tapa cualquier intensión de diálogo mínimo, mucho menos podríamos establecer una discusión profunda o larga sin arriesgarnos a perder nuestra voz y mucha, mucha energía.
Cada vez es más dificil conseguir el tiempo para juntarse. Los trabajos son más exigentes, requieren de más energía, agotan y destruyen a las personas que, cuando llegan a su hogar, sólo pretenden distraerse pues las energías para pensar y crear, las perdieron durante horas de trabajo ingrato y desigual.
Nos hicieron creer, con el paso del tiempo, y el constante bombardeo que la mejor manera de divertirse es indagar sobre la vida privada de otras gentes. "Famosos" que se ganan ese título de formas extrañas, por gustar más que nada, de mostrar sus vidas y discutir en cámara. Luego, participan de alguna revista en Mar del Plata o de una novela y se hacen llamar actores o cantantes, sin siquiera haber pasado jamás por un taller de aproximación a las artes escénicas.
Hay algunas cosas sobre las que no puedo hablar mucho ahora pues opté por no mirar más televisión. Hará un año que no tengo tv y la miro muy poco cuando voy a la casa materna o de algún amigo que gusta mirar Zapping (bonito resúmen de toda la bosta de la semana). A mi entender este tipo de programas, son peores que los otros. Estos programas pretenden mostrar una visión "crítica" de la televisión basura generada en la órbita del programa de Tinelli, burlándose (no con poca soberbia) de algúnos actores de estas suerrales novelas programadas, sin hacer más nada que ahondar en la misma basura, sin proponer nada nuevo, ninguna alternativa.
Es cierto que algunos programas se rescatan. El año pasado gracias a la dirección de Invernizzi, el canal estatal adjuntó a su programación unos cuantos programas que van en otra dirección de lo que se entiende por entretenimiento y recreación.
Programas como Prohibído Pensar, o los argentinos Alterados por PI y Peter Capusotto y sus videos, 31 Minutos (en líneas diferentes por supuesto) son algunas alternativas.
Pero el tema central (si es que lo hay) sobre el que divagaba, era otro, era el problema con que contamos de espacios de discusión e intercambio. Los Blog muchas veces terminan siendo lugares que se utilizan para establecer discusiones un tanto interesantes, bastante democráticas si se quieren pues participa (casi) todo el mundo. De todas formas se sigue perdiendo algo que para cualquier construcción es fundamental; el encuentro.
Se habla de hombre nuevo, de nuevos criterios, lo publican por todos lados y todos estamos esperándolo, sentados.
La comunión, ese concepto tan mal utilizado, es, a mi parecer, una parte fundamental para la construcción de cualquier alternativa a la forma que nos muestran como la mejor.
La formación personal, en lo que a cada uno de nosotros nos guste, y desde allí, desde nuestras experiencias poder compartir con otros que, más o menos, a grandes rasgos, comulguen con nosotros, quieran construir ese camino. No es mi intención tener una actitud evangelizante (o evangelizadora), cada cual opta por su camino. Si luego a alguien le parece que es por otro lado, es libre de elegir venirse para acá o irse para allá. Tarde o temprano nos iremos dando cuenta de que es lo que esencialmente precisamos para tener un buen vivir con alegrías y tristezas, pero vivir.